Microbiota: el universo invisible que cuida tu salud

Microbiota: el universo invisible que cuida tu salud

Probióticos, prebióticos y sinbióticos

Probióticos

Los probióticos son microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, otorgan beneficios a la salud del huésped (FAO/OMS, 2002). Su uso puede ser útil para restaurar el equilibrio intestinal en situaciones de disbiosis, como después de una infección, una toma prolongada de antibióticos, o cuadros digestivos crónicos.

Más que la cantidad de cepas o el número de microorganismos, lo más importante es elegir productos con cepas específicas, documentadas y respaldadas por evidencia científica clínica.

Prebióticos

Ingredientes alimentarios no digeribles que llegan al colon y sirven de sustrato a los microorganismos originando energía, metabolitos, estimulando el crecimiento selectivo de determinadas especies beneficiosas.

Los prebióticos están presentes en forma natural en una amplia gama de alimentos de origen vegetal (por ejemplo raíz de achicoria, verduras, granos integrales).

Dentro de los prebióticos más conocidos están los fructooligosacáridos (FOS) y la inulina, seguido por los galactooligosacáridos (GOS), ciertos tipos de almidón resistente, oligosacáridos de la leche materna, entre otros.

Los fructooligosacáridos (FOS)

Son un tipo de fibra soluble compuesta por unidades de fructosa y pueden contener una molécula inicial de glucosa. Se encuentran de forma natural en numerosos alimentos vegetales como en el alcaucil, espárrago, ajo, cebolla, puerro.

La inulina

También es un tipo de fibra alimentaria soluble compuesta por unidades de fructosa que se extrae de la raíz de achicoria. Entre los alimentos más ricos en inulina podemos mencionar a los espárragos, el ajo y la cebolla, entre otros.

Simbióticos

Mezcla de microorganismos vivos y uno o más sustratos utilizados selectivamente por los microorganismos que confieren un beneficio para la salud.

Se encuentra en primer lugar en la leche materna ya que contiene fructoligosacáridos y bacterias lácticas fundamentales para el desarrollo del recién nacido. Otras fuentes son los yogures y leches fermentadas.

Los simbióticos se utilizan no sólo para mejorar la supervivencia de los microorganismos beneficiosos que podemos ingerir con los probióticos si no también para estimular la proliferación de cepas bacterianas comensales específicas presentes en nuestro intestino, fortaleciendo nuestra microbiota.

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