Trastornos gastrointestinales en niños con trastornos del espectro autista

Características y factores implicados

Los trastornos del espectro autista (TEA) consisten en alteraciones centrales del desarrollo neurológico que incluyen 3 características principales: déficit en las interacciones sociales (comunicación), conductas repetitivas y trastornos sensoriales. La prevalencia mundial está en aumento, estimándose que 1 de cada 100 niños presenta TEA.

Eje intestino – cerebro – microbiota

Rol en el TEA

Tiene un rol importantísimo tanto en la aparición de TGI como en los síntomas neurológicos de los pacientes con TEA.

Estructura y conexión

Está compuesto por una intrincada red de neuronas en las paredes del tracto gastrointestinal que se comunica con el sistema nervioso central mediante el nervio vago y otras vías nerviosas. Abarca además a la microbiota intestinal, al sistema inmunológico y al sistema nervioso autónomo.

Funciones fisiológicas

Se encarga de regular la digestión, el peristaltismo y la secreción de enzimas digestivas, útiles para la absorción de diferentes nutrientes. Regula procesos fisiológicos como el metabolismo, la función cognitiva y el comportamiento, entre otras funciones cerebrales.

Los microorganismos que se encuentran en el tubo digestivo, conocidos como microbiota intestinal, son esenciales para favorecer la salud intestinal, la digestión, la absorción de nutrientes y la función inmune.

El cerebro influye en las funciones intestinales y viceversa, a través de neurotransmisores como serotonina, dopamina, cortisol y ácido gamma-aminobutírico, importantes para regular el estado de ánimo, el procesamiento y la integración sensorial, como así el comportamiento y la cognición. Se ha descubierto que la serotonina, una hormona relacionada con el comportamiento social y la comunicación, tiene niveles alterados en las personas con TEA. Además, los desequilibrios en los niveles de ácido gamma-aminobutírico se han relacionado con la ansiedad y los problemas de comportamiento que se observan comúnmente.

Inflamación e inmunidad

La desregulación inmune que presentan estos pacientes conlleva a una inflamación intestinal por liberación de citocinas proinflamatorias, provocando un aumento de la permeabilidad intestinal, que genera inflamación sistémica y activación inmunitaria.

Terapias emergentes

El avance en el conocimiento sobre este eje en niños con TEA podría brindar la posibilidad de contar con nuevos biomarcadores para el diagnóstico como así también nuevas alternativas terapéuticas dirigidas a la microbiota intestinal que resultan prometedoras, como los probióticos, los prebióticos y los ajustes dietéticos.

Trastornos gastrointestinales más frecuentes en niños con TEA

Los TGI observados con mayor frecuencia son:

estreñimiento

dolor abdominal

náuseas y vómitos

distensión abdominal

diarrea

flatulencias

aerofagia

incontinencia fecal y enuresis

problemas de selectividad o alergia alimentaria

Los niños con TEA suelen tener hábitos alimentarios selectivos y limitados, en consecuencia, tienen dietas desequilibradas que carecen de nutrientes esenciales y, a su vez, esto contribuye a la aparición de los TGI. Además, a menudo presentan alteraciones en el procesamiento sensorial que afectan la percepción de los síntomas o las señales digestivas.

Dolor abdominal

⦁ En los niños con TEA se suman otros factores, como la alteración de la sensibilidad, la ansiedad, el estrés y los efectos secundarios de los medicamentos, por eso a veces puede confundirse con un problema de conducta retrasando su diagnóstico.

⦁ Se pueden utilizar escalas de dolor y tableros de comunicación con colores para ayudar a expresar las características del dolor.

Estreñimiento

⦁ Si bien se desconoce la causa exacta, se le atribuye a varios factores como la presencia de trastornos sensoriales que generan restricción alimentaria y eliminan de la dieta alimentos ricos en fibra, la existencia de dificultades para reconocer y dar respuesta a señales para evacuar, algunos medicamentos como antipsicóticos o antiepilépticos y alteraciones en la microbiota.
⦁ Puede manifestarse de diversas formas, que incluyen cambios en la conducta, aumento de la irritabilidad, inquietud o agitación. A su vez, suele modificar la rutina diaria, causando frustración o ansiedad.

⦁ Es útil detallar en la anamnesis: la dieta, ingesta de líquido y la actividad diaria que realiza el paciente.
⦁ Además de las estrategias implementadas habitualmente para el manejo de la constipación (dieta, laxantes, desimpactación) es fundamental enseñar métodos alternativos de comunicación que los ayude a expresar el dolor o malestar así como implementar rutinas que les brinden estabilidad y seguridad, con horarios estipulados para evacuar sobre todo luego de las comidas.
⦁ Será necesario otorgarle estrategias sensoriales para el rechazo a la evacuación como así también incorporar alimentos adecuados con nuevas texturas.

Incontinencia fecal

⦁ Se considera un problema en niños mayores de 4 años para la encopresis y mayores de 5 años para la enuresis, según la edad de desarrollo.
⦁ El retraso en adquirir el hábito suele asociarse con síntomas de ansiedad, depresión, baja autoestima, entre otros.
⦁ En los niños con TEA esto no se resuelve con la maduración, si esto no se aborda de forma temprana e individualizada puede persistir la incontinencia a lo largo de toda su vida.

⦁ Un factor asociado es el estreñimiento, en ese caso utilizar las estrategias indicadas anteriormente.
⦁ Identificación de todos los factores asociados con la resistencia al uso del baño.

Diarrea

⦁ Los niños con TEA son más propensos debido a los trastornos sensoriales, dietas restrictivas, inflamación intestinal con aumento de la permeabilidad, estrés y ansiedad.
⦁ La pica es un trastorno alimentario que consiste en la ingestión repetida de sustancias no nutritivas o no comestibles, como tierra, papel, tiza, cabello o hielo. Esto aumenta el riesgo de parasitosis, porque muchas de esas sustancias (como la tierra) pueden estar contaminadas con huevos o larvas de parásitos intestinales, como giardias.

⦁ Son útiles en el tratamiento de estos pacientes una dieta equilibrada que incluya alimentos con texturas aceptables, probióticos que puedan equilibrar la flora intestinal, apoyo social y comunicacional.

Reflujo gastroesofágico

⦁ Puede estar asociado a un enlentecimiento del vaciamiento gástrico, motilidad esofágica anormal y diferencias en el procesamiento sensorial.
⦁ Las manifestaciones pueden ser comportamientos anormales como la autoagresión, inquietud, irritabilidad, agitación, rechazo a comer, malestar durante la alimentación, cambios en el comportamiento, retraimiento y aislamiento social.

⦁ El manejo terapéutico implica seguir las mismas pautas que para niños neurotípicos, teniendo en cuenta además los trastornos sensoriales que deben tratarse simultáneamente de forma adecuada.

Enfermedad celíaca (EC)

⦁ Algunos estudios y reportes de casos indican un posible vínculo entre la EC y el TEA, la naturaleza exacta de esta conexión no está clara pero se sugieren que anomalías genéticas o del sistema inmunológico compartidas podrían contribuir a la coexistencia de ambas afecciones.
⦁ El TEA y la EC comparten algunos síntomas frente al consumo de gluten, no solo gastrointestinales sino también cognitivos, como irritabilidad, ansiedad y trastornos del sueño. El gluten puede provocar inflamación y otras respuestas inmunes que generan alteraciones en el comportamiento y la cognición.

⦁ Una dieta sin gluten puede tener beneficios en algunos niños con TEA. De todos modos, en aquellas personas que se descarta la EC se debe tener en cuenta la posibilidad de que exista una sensibilidad al gluten no celíaca.

Sensibilización y alergias alimentarias

⦁ Los niños con TEA suelen ser más propensos como se refirió anteriormente al gluten como así también a la caseína, lo cual hay que considerarlo al momento de realizar un plan alimentario.

⦁ Manejo dietoterapéutico para evitar la ingesta de los alimentos que desencadenan la sensibilidad y/o se tiene alergia.

Fuentes

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