Microbiota en el Síndrome de Intestino Irritable

Definición y prevalencia

El síndrome de intestino irritable (SII) es un trastorno gastrointestinal funcional que posee una prevalencia de hasta un 45%.

Microbiota en la patogénesis del SII

Disbiosis intestinal: el origen del desequilibrio

La disbiosis (alteración en la biodiversidad, riqueza y composición de la microbiota intestinal) juega un papel clave en la patogénesis del SII a través de varios mecanismos como el crecimiento excesivo o la desaparición de especies específicas de bacterias, mutación o transferencia de genes. En el SII hay una mayor abundancia de Enterobacteriaceae y una disminución de Lactobacilos y Bifidobacterias, lo que conlleva a alteraciones en la producción de ácidos grasos de cadena corta y de la actividad inmunológica.

Impacto clínico de la disbiosis en el SII

En pacientes con SII, la disbiosis gastrointestinal se ha asociado con una mayor percepción visceral del dolor y con una aumentada permeabilidad de la mucosa, provocada por una barrera epitelial mucosa defectuosa. Esto interfiere con la homeostasis inmune intestinal y, en consecuencia, promueve la inflamación intestinal y la activación del sistema inmune celular. Además, también se ha asociado con alteraciones de la motilidad intestinal, inflamación crónica de bajo grado, cambios en el sistema nervioso entérico y en las neuronas aferentes vagales, así como en funciones cerebrales.

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Síntomas del SII

A pesar de los avances en la comprensión de su fisiopatología los enfoques terapéuticos siguen siendo impulsados por los síntomas:

Dolor abdominal crónico recurrente.

Distensión abdominal.

Flatulencias.

Diarrea y/o estreñimiento.

Factores que contribuyen a la aparición y progresión de la enfermedad

Además de la disbiosis de la microbiota intestinal, otros factores que influyen sobre la aparición y progresión de la enfermedad son:

Patrón alimentario

Dietas bajas en legumbres, verduras, frutas y frutos secos, una menor ingesta de alimentos de origen vegetales y productos lácteos fermentados, pescados y un aumento en el consumo de bebidas alcohólicas, carnes procesadas altas en grasa y refrescos aumentan los procesos inflamatorios intestinales a través de la modulación del microbioma intestinal.

Estrés psicológico, ansiedad, depresión.

Hábitos intestinales anormales.

Debido a su naturaleza recurrente y crónica, el SII afecta significativamente la calidad de vida de los pacientes y de las familias.

Intervenciones terapéuticas

Se ha demostrado que las elecciones dietéticas habituales pueden afectar el ecosistema intestinal humano, por ende las estrategias dietoterápicas están dirigidas al microbioma para aliviar y prevenir la inflamación intestinal. Los modelos dietéticos más utilizados han sido una dieta baja en FODMAP, que no contienen carbohidratos fermentables de cadena corta, si bien la mayoría de las personas informan una mejoría siguiendo estas recomendaciones, no se recomienda su uso a largo plazo debido al riesgo de deficiencias nutricionales y alteración de la microbiota. Siempre debe evaluarse al paciente de forma individual.

Además de los ajustes dietéticos y tratamiento farmacológico, cada vez más investigaciones y evidencia clínica enfatizan la eficiencia de los probióticos para aliviar los síntomas.
Los probióticos promueven la modulación favorable de la microbiota intestinal alterada a través de varios mecanismos:

Reduciendo el número de patógenos competidores mediante la producción de sustancias antimicrobianas e interfiriendo en la adhesión a la mucosa intestinal.

Modulando el metabolismo de las sales biliares.

Reduciendo la inflamación de bajo grado.

Regulando la activación inmune.

Regulando la motilidad intestinal.

Estabilizando la pared intestinal reduciendo la hipersensibilidad visceral.

Probióticos en el SII: eficacia y seguridad comprobadas

Especialmente se han estudiado las cepas de Lactobacilos y Bifidobacterium. Varios metaanálisis de ensayos clínicos aleatorizados que evaluaron los efectos de cepas probióticas individuales, en comparación con un placebo en el alivio de síntomas relacionados con el SII, concluyeron que los probióticos son más eficaces que los placebos para aliviar los síntomas globales del SII, incluyendo distensión y dolor abdominal. En cuanto a la seguridad, todos los estudios reportaron tasas de eventos adversos comparables a las de los grupos placebo. Los probióticos tienen efectos favorables en la mejoría de los síntomas del SII, con un excelente perfil de seguridad.

En pediatría una de las cepas bacterianas probióticas más estudiadas en varios ensayos clínicos para tratar, prevenir y/o aliviar los síntomas del SII es el Lactobacillus rhamnosus GG (LGG). Esta cepa probiótica que se encuentra de forma natural en el tracto gastrointestinal, puede sobrevivir y proliferar a pH ácido gástrico y en medios que contienen bilis, adhiriéndose a los enterocitos, además, la LGG puede formar una biopelícula que protege mecánicamente la mucosa. En comparación con el placebo el LGG ha disminuido el número de episodios de dolor, su intensidad y la puntuación de gravedad abdominal. Debido al buen perfil de seguridad, tolerancia y a que no se reportaron efectos adversos, se puede considerar el uso de probióticos también en el ámbito clínico de pediatría.

Fuentes

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